Friday, July 16, 2010

Teniendo a la hija del sol como vecina, así cualquiera!

Sábado 3 de Julio

Caminando en Janki Chatti, algunas personas pasaban por mi lado murmurando algo como sister y no tenía idea que era hasta que un señor por fin me hizo la conversa y me pregunta:

- Hermana, y tu de que parte de Nepal eres?

- Yo le respondí, de Nepal, pero desde hace mucho tiempo atrás.

Esa fue la pregunta del día y la mirada del día fue un reconocimiento de mis facciones mezclada de una confusión al verme entre la masa de gringos y con todos los menjurjes del oeste que traía encima. Dio igual, encontré una afinidad con la gente que tiene sus raíces en Nepal. Son muy amigables, chistosos como los tíos de los Andes y según la gente de aquí muy buenos comerciantes. Alguien me dijo que a un Nepalí nunca se le ofrece comida, porque seguramente van a rechazarla; a ellos se les ofrece los granos. De ahí nace su autonomía pero también nace un resentimiento que los Hindúes les tienen a los Nepalí.

Pero esa referencia no creo que es exclusiva de los descendientes de los Nepalí. En estas tierras he visto que mientras la gente está más lejos de la gran ciudad, es más dueña de su vida. Humildemente, pero lo es. Espero no romantizar mi pensamiento pero la gente que tiene tierra, tiene posibilidades de comer, si tienen suerte estan cerca a un río y por aqui todavia son dueños de sus semillas. Lo que he visto de los campesinos que viven cerca a los Himalayas me hace creer que que mientras hay tierra, hay seguridad básica para poder aspirar al mañana.

De las casi tres semanas que he estado en India, nunca encontré a gente más amable y abierta como la gente de este y del otro lado de la orilla del río Yamuna. Me parece que el ambiente de pasada de los peregrinos en camino de medio monte, al borde de los glaciares es el comienzo del alma gitana… creo que eso se ve en las fotos.

















Tuesday, July 6, 2010

Yamunotri, la hija del sol, vecina de la gente de Janki Chatti












Sábado 3 de Junio, 2010

Este fin de semana fue de lujo! Fuimos al norte de la India, a Janki Chatti, en el estado de Uttaranchal, casi tocando con el nor-oeste de Nepal. Salimos de Mussoorie pensado que el viaje iba a tomar cinco horas pero calculo que nos tomó casi diez horas en llegar. El viaje se hizo más largo con la polvareda, el calor, los empedrados, las recontra mil curvas, las broncas entre choferes de bolquetas y buses, construcciones, … pero todo eso valió mil veces la pena al ver los valles quebrados de montañas empinadas, los bosques de nube, las terrazas de arroz con puntitos de colores cultivando la tierra, las cascadas, los sudhus en marcha, los chivos, los monos, la gente, la gente y más gente con otra vestimenta, otro sombrero, otras facciones y por fin los glaciares en los Himalayas. Dicen que los hindúes más devotos van en peregrinajes por estos caminos hasta los cuatro antiguos templos que marcan el nacimiento espiritual de los cuatro ríos sagrados: el Yamunotri, el Ganges, el Mandakini y el Alaknanda. Cada año los sacerdotes anuncia los días exactos en los que abrirán los templos pero como los dioses no descansan con tanto lío en el planeta, fuimos al templo de Yamunotri, la hija del sol, y estaba abierto. Para llegar a este templo caminamos 12 km de subida culebrosa, y crean o no, me camine sin quejidos –no tipo Puruanta por si acaso jeje. En un camino de un ancho de 2 metros iban peregrinos, caballos, hombres cargando gente en canastas, en sillas de madera, puestos de chai y comida, santuarios,… y para colmo nosotros ahí con nuestro orden de viada, apegandonos a la derecha, interrumpiendo el orden de este país. Desde que comencé a caminar ni por un momento me puse a pensar cómo iba a ser el templo, había tanto que ver y tratar de entender que me encontré en uno de esos raros momentos: en el presente. Mi mente estaba ahí y no en lo que venía. Y así fue cada paso, curva y entrada.

Me puse a pensar que tal vez así es como comienza la fé: en el momento y sin preguntas y cuando algo reconocible aparece, nos agarramos de ese momento y no lo dejamos ir porque muchas veces nos da vértigo volver a reconocer el resto de la realidad.

Por un segundo también sentí una curiosidad profunda de cómo será creer en algo así como cree esta gente. Yo creo en ustedes.