Tuesday, July 6, 2010

Yamunotri, la hija del sol, vecina de la gente de Janki Chatti












Sábado 3 de Junio, 2010

Este fin de semana fue de lujo! Fuimos al norte de la India, a Janki Chatti, en el estado de Uttaranchal, casi tocando con el nor-oeste de Nepal. Salimos de Mussoorie pensado que el viaje iba a tomar cinco horas pero calculo que nos tomó casi diez horas en llegar. El viaje se hizo más largo con la polvareda, el calor, los empedrados, las recontra mil curvas, las broncas entre choferes de bolquetas y buses, construcciones, … pero todo eso valió mil veces la pena al ver los valles quebrados de montañas empinadas, los bosques de nube, las terrazas de arroz con puntitos de colores cultivando la tierra, las cascadas, los sudhus en marcha, los chivos, los monos, la gente, la gente y más gente con otra vestimenta, otro sombrero, otras facciones y por fin los glaciares en los Himalayas. Dicen que los hindúes más devotos van en peregrinajes por estos caminos hasta los cuatro antiguos templos que marcan el nacimiento espiritual de los cuatro ríos sagrados: el Yamunotri, el Ganges, el Mandakini y el Alaknanda. Cada año los sacerdotes anuncia los días exactos en los que abrirán los templos pero como los dioses no descansan con tanto lío en el planeta, fuimos al templo de Yamunotri, la hija del sol, y estaba abierto. Para llegar a este templo caminamos 12 km de subida culebrosa, y crean o no, me camine sin quejidos –no tipo Puruanta por si acaso jeje. En un camino de un ancho de 2 metros iban peregrinos, caballos, hombres cargando gente en canastas, en sillas de madera, puestos de chai y comida, santuarios,… y para colmo nosotros ahí con nuestro orden de viada, apegandonos a la derecha, interrumpiendo el orden de este país. Desde que comencé a caminar ni por un momento me puse a pensar cómo iba a ser el templo, había tanto que ver y tratar de entender que me encontré en uno de esos raros momentos: en el presente. Mi mente estaba ahí y no en lo que venía. Y así fue cada paso, curva y entrada.

Me puse a pensar que tal vez así es como comienza la fé: en el momento y sin preguntas y cuando algo reconocible aparece, nos agarramos de ese momento y no lo dejamos ir porque muchas veces nos da vértigo volver a reconocer el resto de la realidad.

Por un segundo también sentí una curiosidad profunda de cómo será creer en algo así como cree esta gente. Yo creo en ustedes.

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